El acuerdo que puede cambiar el mundo
sin que te des cuenta.
En los últimos días, se ha filtrado información sobre una posible negociación entre Sam Altman, CEO de OpenAI (la empresa que está detrás de ChatGPT e inteligencia artificial), y Microsoft, para construir una infraestructura global destinada a soportar una Inteligencia Artificial General (IAG). Esto no es solo una alianza entre empresas: podría ser el primer paso para reconfigurar cómo funciona el mundo.
Y aunque suene a ciencia ficción, esto te afecta a ti, a tu familia, a tu trabajo, y al futuro de Chile.
¿Qué es la IAG y por qué importa?
La IAG (Inteligencia Artificial General) es una forma de IA que podría pensar, aprender y razonar como un ser humano. A diferencia de las IAs actuales que solo hacen tareas específicas (como recomendar películas o ayudarte a redactar un correo), la IAG podría resolver cualquier problema, aprender sola, y tomar decisiones complejas.
En palabras simples: sería como tener un "cerebro digital" que podría, eventualmente, ser más inteligente que cualquier humano. Y Sam Altman quiere construir la infraestructura necesaria para que eso sea posible.
¿Qué están negociando realmente?
- Crear una red global de centros de datos con chips especiales para entrenar superinteligencias.
- Desarrollar procesadores propios, sin depender de NVIDIA ni de Asia.
- Controlar la energía, posiblemente incluyendo fuentes nucleares, para alimentar estos sistemas masivos.
- Establecer las reglas del juego, porque quien construya esta infraestructura definirá cómo se usa la inteligencia del futuro.
¿Y dónde entra el miedo?
Porque los riesgos son reales, y muy grandes.
- Concentración de poder: si un pequeño grupo de empresas controla la IAG, también controlará la información, la economía, la educación, e incluso las decisiones de gobiernos.
- Desplazamiento laboral masivo: la IAG podría reemplazar millones de trabajos en sectores técnicos, creativos y de servicios. En Chile, afectaría directamente a PYMEs y trabajadores independientes.
- Manipulación de la realidad: IA más potente significa desinformación más sofisticada. Noticias falsas, audios y videos inventados, y una dificultad creciente para distinguir lo real (más sobre ciberseguridad en Chile).
- Dependencia total: si nuestros sistemas dependen de servidores que no controlamos, perdemos soberanía digital. Chile quedaría sujeto a decisiones externas.
¿Y entonces, qué hacemos?
Informarse es el primer paso. No se trata de rechazar la tecnología, sino de exigir transparencia, regulación justa, y participación en las decisiones.
La IAG podría ayudarnos a resolver problemas enormes (como el cambio climático o el acceso a la educación), pero también podría profundizar desigualdades y quitarle poder a la gente.
No dejemos que decidan por nosotros.